Encontrar un teléfono móvil hoy en día es una tarea laboriosa. Hay un gran número de terminales con características y aspecto similares. Cuando nos acercamos a un establecimiento físico u online para buscar un smartphone que se adapte a nuestro presupuesto o aspiraciones, tanto estéticas como tecnológicas, fácilmente podemos acabar por sentirnos abrumados por el aluvión de posibilidades que descubrimos.
Para los fabricantes, la complicación es tan grande como para los usuarios: diferenciarse de la competencia es la clave. Y no basta con eso, los fabricantes tienen que hacerlo muy bien para conseguir que los usuarios se sientan satisfechos. En la era de las redes sociales, un error puede suponer un aluvión de malas críticas que no solo perjudiquen las ventas de un modelo concreto, sino también las de otros lanzamientos.
Es una presión grande para las firmas, especialmente si, además, los potenciales usuarios de sus productos pertenecen a la generación Y, que no está dispuesta a gastar más de lo que considera justo por un producto. No se casa con ninguna marca, pero sí es fiel a lo que funciona bien.
Flagships a precios de millennial
Que los millennials no quieran gastar más de lo que consideran justo por un producto no quiere decir que no estén dispuestos a comprar artículos de gamas medias y altas. Tan solo significa que mirarán mucho la relación calidad/precio. Si el precio aumenta, pero la calidad también, no hay problema.
Honor es un fabricante que parece que ha sabido entender a audiencias tan exigentes como los millennials. Ha ido introduciendo teléfonos móviles sin que se pueda encontrar fallo alguno que sea de consideración. Ha logrado mantener un buen equilibrio entre tecnología, precio, estética y diseño, al tiempo que ofrece terminales ambiciosos.
El más reciente ejemplo de esta tendencia es el Honor View20. Puede presumir de ser el primero o uno de los primeros que emplea tecnologías sumamente novedosas, que no se habían visto antes ni siquiera en equipos de gamas premium y ultrapremium con precios por encima de los 1.000 €.
Entre ellas, la perforación de la pantalla para instalar la cámara frontal o el uso de un sensor de 48 Mpx, junto con un procesador Kirin 980 que también es el único del mundo Android que emplea tecnología de 7 nm y proporciona un rendimiento propio de smartphones al alcance de muy pocos bolsillos.
Honor View20: sus claves
A estas alturas, los escalafones se han granularizado mucho, por lo que es posible hablar de terminales ultrapremium, premium, gama media alta, gama media… y así sucesivamente. Por lo pronto, el Honor View20 parte de una posición ventajosa a la hora de diferenciarse de la competencia en la posición de los buques insignia en gamas medias.
Los primeros, como el Mate 20 Pro, con precios por encima de 1.000 euros, se quedan fuera de las posibilidades y/o aspiraciones de los millennials. Pero los flagship que conjugan una tecnología muy bien comisariada por el fabricante, con un precio acorde y sin elementos que encarezcan el coste por encima de los límites marcados por ciertas audiencias, sí están en el radar de estos usuarios.
Esta es una de las claves del Honor View20: el equilibrio entre tecnología y precio. La cámara de 48 Mpx gira alrededor del sensor IMX586 de Sony. Es un sensor que necesita de una lógica muy potente en el software para que se le pueda sacar partido mediante la llamada “fotografía computacional”. Y ahí está la otra gran baza de este móvil: su procesador Kirin 980, un tope de gama sin matices que, además, integra una doble NPU para acelerar las tareas que hagan uso de técnicas de IA.
Precisamente, la fotografía computacional es una de las áreas de aplicación más interesantes de la programación basada en IA. Básicamente, consigue minimizar los efectos negativos que tiene sobre la fotografía la miniaturización de componentes hardware tales como el sensor o la óptica, así como recrear los efectos ópticos que también se ven condicionados por el tamaño de las cámaras en los smartphones.
Otro de los aspectos destacados de este terminal es su diseño. El famoso notch, o ceja, es una de las decisiones de diseño más controvertidas de la pasada generación de teléfonos. Para reducir marcos, hay que acercar la pantalla a los bordes del terminal. Sin embargo, para ello se necesita que los elementos del frontal “se metan” en la pantalla, y en especial la cámara. El notch aislaba de un modo diferenciado a la cámara de la pantalla ocupando un espacio que a veces obstaculizaba la experiencia de uso, al margen de otras consideraciones estéticas.
Ahora, la cámara se empieza a llevar debajo de la pantalla mediante la creación de un orificio con el tamaño mínimo imprescindible para que la luz llegue hasta el sensor sin obstáculos. Decimos “empieza”, pero prácticamente es el Honor View20 el que ha llegado primero en la implantación de esta tecnología. Como efecto colateral de esta reducción de los marcos, tenemos nada menos que 6,4″ de diagonal y una sensación en mano propia de modelos con menor tamaño de pantalla.
Mejorando lo presente
De igual modo, la firma china ha hecho un trabajo muy refinado en algunos aspectos de uso de la tecnología móvil que parecía que se daban por supuestos, pero en los que sí había margen de mejora. Así, en la parte de las comunicaciones, ha introducido la tecnología Link Turbo, que permite combinar las comunicaciones WiFi con las 4G eligiendo la óptima para cada aplicación e incluso funcionando simultáneamente. De esta manera, si la latencia de la conexión 4G es mejor, se puede habilitar para disfrutar de un juego en red, mientras que otra app sigue usando WiFi, por ejemplo.
Hablando de juegos, la aplicación Game Suite no es nueva, pero optimiza la experiencia gaming al dar prioridad a las conexiones de este tipo de aplicaciones lúdicas o al eliminar las interrupciones durante las partidas. Todo ello sin olvidar el aumento de rendimiento y ahorro de energía que se obtiene con GPU Turbo.
También integra un sistema de refrigeración especial basado en tecnología de cambio de fase y heatpipe gracias al cual el calor se disipe con mayor rapidez favoreciendo que el procesador funcione más tiempo a una velocidad elevada, lo cual es particularmente interesante en los juegos.
La parte de la batería tampoco se queda atrás. Es probable que el usuario de un terminal como el que nos ocupa pase muchas horas delante de la pantalla en redes sociales, haciendo fotos, jugando o viendo contenidos de vídeo. En este contexto, es importante que la batería sea de una capacidad elevada, por lo que los 4.000 mAh con carga rápida para tener el 50% de energía en media hora es un punto a su favor.
Almacenamiento y memoria: un terminal «future proof»
El almacenamiento es, igualmente, un aspecto que reviste gran importancia a la hora de hacer que el uso del terminal sea lo más fluido posible. En este caso, el View20 se muestra sólido. Hay opciones de 128 y 256 GB, con 6 u 8 GB de RAM. La versión de 256 GB viene con 8 GB de RAM únicamente, eso sí. Sea cual sea la versión elegida, podemos ampliar la capacidad mediante tarjetas microSD.
Con semejante repertorio tecnológico, no es descabellado anticipar que este modelo puede ser capaz de estar a la altura durante mucho tiempo sin que se tenga la sensación de necesitar renovarlo.
La segunda cámara, con tecnología 3D TOF es otra apuesta de futurogracias a su capacidad para capturar la profundidad con precisión en aplicaciones de realidad aumentada y modelado de objetos 3D. En principio, esta cámara permite incluso inmortalizar el movimiento de un modo similar a como se captura en las producciones cinematográficas para recrear efectos especiales.
Funcionalidad como estrategia
En otros elementos, tales como el lector de huellas o la tecnología de la pantalla, Honor ha apostado por tecnologías más funcionales que espectaculares. Prescinde del lector de huella en pantalla para dejarlo atrás, y presenta una pantalla LCD en vez de OLED. Son decisiones que se entienden bien a la vista del precio del terminal sin que ello suponga renunciar a una excelente funcionalidad.
El jack de audio tiene también su lugar en el diseño de este móvil, ofreciendo la posibilidad de usar nuestros auriculares con cable favoritos sin necesidad de recurrir a un adaptador o comprar unos cascos Bluetooth.
Un diseño que no pasa desapercibido
En cuanto a la estética, el Honor View20 cuenta con una parte trasera de metal y cristal con diferentes capas en forma de sándwich que se aprovechan para introducir elementos que comienzan a ser característicos de la marca, aparte del tradicional azul con irisaciones que ya se vio en el Honor 8X. Las irisaciones, o el acabado 3D texturizado, son detalles de diseño que han sido bien acogidos tanto en modelos de Honor como de Huawei en gamas premium (léase los recientes Mate 20).
En conjunto, el Honor View20 ha conseguido apuntarse bastantes tantos de cara a diferenciarse de la competencia. Como decíamos al principio, es tan complicado elegir un terminal para el usuario como diferenciarse para el fabricante. Y más si la diferenciación tiene que estar sustentada en elementos tecnológicos sólidos en la parte del hardware, el diseño y el software. En este caso, la firma china ha vuelto a sumar puntos con una propuesta clave de cara a afianzarse como una marca de referencia para audiencias tan difíciles de satisfacer como pueden ser los millennials.
Imágenes| Honor y Pexels